martes, 19 de julio de 2011

La cruz de San Andres

Con la colaboración en la imagen de: AMO-KDIZ
Desde el origen de los tiempos, en el BDSM se ha utilizado la Cruz de San Andrés como uno de los instrumentos más identificativos de lo que podríamos llamar “folclore BDSM”.
Se supone que la crux decussata se utiliza porque San Andrés no quiso ser crucificado como Jesús y por eso se utilizó un aspa. MENTIRA. Hasta bastantes siglos después de su muerte (“la decada sexta del primer siglo de nuestra era”) no se usa este tipo de cruz para describir la muerte del apostol. Varias fuentes que he encontrado apuntan a 1450, en una ilustración de Jean Fouquet. Sin embargo, lo que sí que se dice desde el primer momento en “Los Hechos de San Andrés” es que fue atado, en lugar de clavado. Práctica que, obviamente, se sigue manteniendo en las actuales crucifixiones BDSM.
Consiste en dos tablones de madera, encajados por el centro, tratados de manera adecuada para no soltar astillas (como es lógico) con anclajes en los cuatro extremos como mínimo, donde se podrán enganchar las extremidades del cuerpo. Las hay también con acolchamiento de cuero, decoraciones como tachuelas, grabados, etc, con numerosos anclajes y/o correas para inmovilizar todo el cuerpo. También pueden estar clavadas a la pared, en posición vertical, sobre un soporte, ligeramente inclinada hacia atras o completamente sueltas, pudiéndose poner hasta en el suelo en horizontal. Algunas más sofisticadas se pueden girar de lado por el eje central para dejar a la víctima boca abajo.
Con esta cruz, al dejar las piernas abiertas, los genitales de la persona sujeta se exponen al juego de la, o las, personas dominantes, permitiendo una serie de juegos con los mismos, que no voy a negar que son, o pueden ser, divertidos. Pero niega el origen mismo del BDSM ya que la propia forma “decussatta” de la cruz de San Andrés evita la expansión mental de la persona inmovilizada.
Cuando se practica la privación sensorial, lo que se busca, lo que, es la potenciación de unos sentidos anulando los otros. Cuando privo del movimiento y/o la vista, sobre todo, es para potenciar el oído, el tacto, bajo mis deseos, no los de ella; el olfato y el gusto, dando de comer algo sin que sepa lo que es… pero, principalmente, si priva de algunos sentidos físicos, es para hacer que su mente trabaje a otro nivel. Para ello se prepara todo con tiempo.
Se busca principalemte que su energía y su mente trabaje, navegue por dentro de ella, se proyecte, se expanda, fluya.

René Guénon cuando en su libro “El simbolismo de la cruz” afirma:
Se puede considerar que esta doble expansión del ser se efectúa, por una parte, horizontalmente, es decir en un nivel o grado de existencia determinado, y por otra parte verticalmente, es decir, en la superposición jerárquica de todos los grados. Así, el sentido horizontal representa la “amplitud” o la extensión integral de la individualidad tomada como base de la realización. Extensión que consiste en el desarrollo indefinido de un conjunto de posibilidades sometidas a ciertas condiciones esenciales de manifestación; y ha que entender bien que, en caso del ser humano, esta extensión no está en absoluto limitada a la parte corporal de la individualidad, sino que comprende todas las modalidades de ésta, no siendo propiamente el estado corporal más que una de estas modalidades. El sentido vertical representa la jerarquía indifinida también y con mayor razón, de los estados múltiples, cada uno de los cuales, considerando así mismo en su integridad, es uno de los conjuntos de posibilidades referidos a otros tantos “mundos” o grados que están comprendidos en la síntetis total del “Hombre Universal”. En esta representación cruciforme, la expansión horizontal corresponde, pues, al número indefinido de las modalidades posibles de un mismo estado del ser considerado integralmente, y la la superposición vertical, a la serie indefinida de los estados del ser total.


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